El COHEP como cúpula empresarial y representante del sector privado promueve el respeto por los derechos humanos, y reconoce que debe ser parte integral de la cultura de la empresa respaldados desde la Alta Direccion. Los líderes de las empresas deben comprender que los derechos humanos no son una responsabilidad pasiva, esto exige una acción y compromiso al más alto nivel directivo de las empresas y es lo que hoy en día las sociedades necesitan para seguir avanzando.
Por lo tanto, los Estados tienen la obligación legal de respetar, proteger y hacer realidad los derechos humanos establecidos en los convenios internacionales de derechos humanos que ratifiquen. La obligación de hacer realidad los derechos humanos significan que los Estados deben adoptar medidas positivas para facilitar el disfrute de los derechos humanos básicos.
En los tratados internacionales de derechos humanos no se imponen directamente obligaciones jurídicas a las empresas. Por tanto, la responsabilidad legal por la vulneración de las normas internacionales de derechos humanos por parte de las empresas, así como su imposición, son objeto fundamentalmente de la legislación nacional.
Por lo anterior, las empresas que integran los derechos humanos en el accionar empresarial, ofrecen una ventaja competitiva en el mercado global; por lo que constituye un activo en la reputación y marca de la empresa.
Los beneficios y oportunidades para las empresas de respetar los derechos humanos incluyen lo siguiente:
– Una mejor gestión de riesgos, con menos probabilidades de tener interrupciones en las operaciones, campañas y críticas públicas, litigios, daños en la reputación, y perjuicio en la retención y la contratación de personas empleadas;
– Un mayor acceso a oportunidades de negocio con los gobiernos, financiadores, clientes y compradores, quienes reconocen cada vez más la disminución del riesgo para sí mismos cuando se trabaja con una empresa que, de manera efectiva, administra los riesgos para los derechos humanos;
– Reconocimiento positivo de la mejora de la empresa en su desempeño en derechos humanos y de sus esfuerzos para abordar los retos, inclusive de los inversores socialmente responsables y de las organizaciones de la sociedad civil;
– Mejora de las relaciones con las personas trabajadoras, comunidades y otras partes interesadas en la sociedad, dando como resultado una mayor confianza y una licencia social más sólida para operar;
– Una mejor aptitud para salvaguardar su reputación cuando se producen impactos negativos, dado que hay un mejor conocimiento público de sus esfuerzos para evitar tales incidentes;
– Una mejor capacidad para reclutar a la próxima generación de líderes jóvenes, quienes cada vez más ponen foco en el desempeño de las empresas en esta área;
– Una ventaja comparativa con un creciente número de bolsas de valores y entidades financieras públicas y privadas que analizan el desempeño no financiero de las empresas, incluyendo la cuestión de los derechos humanos
Fuente: https://www.ungpreporting.org/wp-content/uploads/UNGPRF_SP-Dec2017.pdf